Porque nuestro jamón de bellota y nuestros embutidos ecológicos nos reconcilian con el arte de vivir.
Porque nuestras croquetas “hechas en casa” o nuestras albóndigas con sepia nos traen recuerdos de “la familia”.
Porque nuestros quesos del pastor o los panes de masa madre nos llevan hasta los pueblos de los Pirineos.
Porque nuestro pescado de lonja es un homenaje a los pescadores de aquí.
Porque nuestra tortilla española recién hecha sabe a la de “toda la vida”.
Porque el vino y la cerveza fresquita nos incitan a la conversación y nos dan chispa.
Porque nuestros gin tonics calman a los guerreros después de una dura jornada en la oficina.
El Zorrito es un bar de barrio muy cosmopolita. Pero es sobre todo un lugar evocador donde comer, beber, hablar, escuchar, enamorarse, reír, compartir experiencias y… platillos muy ricos.